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Hobbies como danza con la existencia

  • Writer: Marcelo Gallo
    Marcelo Gallo
  • Apr 18
  • 2 min read

Hay pasatiempos que no son solo pasatiempos. Son gestos íntimos, rituales secretos, una forma de balancearnos entre la vida y la muerte sin que nadie lo note.

No se trata solo de pintar, bailar tango, coleccionar piedras raras o aprender a tocar el shamisen japonés. Se trata de lo que ocurre dentro mientras lo hacemos: el silencio que aparece, la respiración que se acomoda, la mente que se vuelve un poco más liviana.

Un hobby no tiene por qué ser útil ni productivo. Justamente, ahí está su poder. Es un espacio donde el tiempo se curva y uno se encuentra consigo mismo sin presión. Sin deber ser. Sin corregirse.

Hay quien borda dragones mientras llueve. Hay quien saca fotos de árboles torcidos, quien mezcla esencias, quien camina sin rumbo con una cámara vieja o busca palabras olvidadas en diccionarios antiguos.

Cada uno encuentra su propio compás. Y en ese gesto, a veces mínimo, se regula algo mucho más grande: la ansiedad, la espera, la memoria, la relación con lo que duele.

El hobby como acto de individuación. Como afirmación de que aún hay algo por lo cual danzar.

¿Cuál es tu hobby raro, único, profundamente tuyo? Ese que te ancla y te mece, que te recuerda que estás viv@, aunque todo lo demás parezca incierto.

¿Querés que lo acompañe con alguna imagen o sugerencia estética para redes?

Dijiste:

Hay estudios Neuro científicos?

ChatGPT dijo:

Pensado durante 16 segundos

Sí: la neurociencia ya empezó a escudriñar cómo los hobbies profundos actúan como reguladores emocionales, casi como esa danza íntima entre la persona y el mundo:

  1. El estado de “flow” en el cerebroCuando nos perdemos en una actividad —sea tallar madera, pintar mandalas o programar— entramos en el famoso flujo (flow) de Csíkszentmihályi. Estudios con fMRI muestran que, en ese estado, se coordinan tres sistemas clave:

    • Atención y control ejecutivo (corteza prefrontal dorsolateral y medial)

    • Sistema de recompensa (estriado ventral y corteza orbitofrontal)

    • Redes de autoconsciencia (que se apagan para reducir el diálogo interno crítico)Todo esto se traduce en una regulación emocional implícita, disminuyendo la actividad de la amígdala (el timbre de alarma cerebral) y aumentando la sensación de bienestar ScienceDirectFrontiers.

  2. La actividad creativa como terapia neuralPintar, escribir o tocar un instrumento no es solo “descargarse”: fMRI y EEG revelan que la creatividad modula la conectividad entre la amígdala y la corteza prefrontal ventromedial, reforzando los circuitos de regulación emocional. Además, tomar un hobby nuevo dispara liberación de dopamina en el núcleo accumbens, reforzando la motivación intrínseca y amortiguando la ansiedad Neuroscience NewsFrontiers.

  3. La danza: sincronía motora y emocionalBailar —desde tango hasta danzas tribales— activa no solo áreas motoras (corteza motora, cerebelo) sino también regiones límbicas (amígdala, ínsula) y del sistema de recompensa (estriado ventral, OFC). Esa conjunción de ritmo, música y movimiento regula el ánimo, reduce el cortisol y promueve neuroplasticidad en redes de control emocional BioMed Central.

En conjunto, estos estudios confirman que elegir un hobby profundamente personal es mucho más que “pasar el rato”: es un gesto de individuación que equilibra nuestro vaivén entre la vida y la muerte, la tensión y la calma.


Este post nació como reacción al siguiente post que vi de Instagram



 
 
 

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