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Chakras: interfaz simbólica para una experiencia somática reguladora

  • Writer: Marcelo Gallo
    Marcelo Gallo
  • Jul 9
  • 6 min read


Desde una perspectiva escéptica y neurocientífica, los chakras no son centros energéticos en el sentido físico del término. No hay evidencia empírica que respalde su existencia como entidades medibles. Y, sin embargo, funcionan. No porque actúen como describe el sistema védico, sino porque ofrecen una interfaz simbólica operativa, una forma útil de organizar la experiencia corporal y atencional.


Este fenómeno puede entenderse desde el concepto filosófico y psicológico de truth in fiction: una ficción puede no ser verdadera en sentido literal, pero sí contener verdades funcionales. En neurociencia cognitiva, este principio es muy conocido: los mapas mentales, las metáforas, incluso las creencias religiosas o poéticas, pueden tener efectos concretos sobre la activación cerebral, la modulación del sistema nervioso autónomo, y la toma de decisiones (Barrett, 2017; Friston, 2010).


La práctica de los chakras, desde esta óptica, moviliza la atención interoceptiva y la percepción corporal distribuida, facilitando cambios en el tono vagal, en la conciencia emocional y en la narrativa del yo (Craig, 2002; Seth, 2021). No activa vórtices energéticos, pero sí redes cerebrales integradas que dan lugar a una experiencia encarnada coherente, organizada por foco, respiración y símbolo.



La espalda recta como vector de agencia y pertenencia



La espalda recta, por su parte, no debería entenderse solo como una imposición postural o una expresión de rigidez. En términos neurofuncionales, la postura erguida modula la activación del sistema nervioso autónomo, particularmente el eje parasimpático ventrovagal, asociado a la regulación emocional, la percepción de seguridad y la comunicación social (Porges, 2011).


Además, la extensión axial del tronco activa la corteza somatosensorial, el cerebelo y áreas de integración propioceptiva y vestibular, favoreciendo una mayor conciencia del cuerpo en el espacio. Esta conciencia no solo es sensorial, sino también identitaria: cómo me siento en esta forma es cómo me siento siendo yo (Damasio, 1999; Tsakiris, 2017).


Pero la postura recta también puede ser otra cosa: un gesto arquetípico de dignidad y propósito. Al estar de pie, con la espalda alineada, el pecho abierto y la cabeza libre, en contacto con el sol, en compañía de otros seres humanos con quienes se comparte una práctica significativa —sea meditación, canto, yoga o simplemente presencia—, se genera una corriente somatoemocional de coincidencia e hipertenencia. Uno se alinea, no solo consigo mismo, sino con una comunidad de sentido.


Este estado puede leerse como una forma de sincronía interpersonal o resonancia neurofisiológica, fenómeno ampliamente estudiado en neurociencia social, donde los cerebros y cuerpos de las personas que realizan una actividad compartida tienden a alinearse en ritmos cardíacos, respiratorios y patrones de activación cerebral (Feldman, 2007; Hasson et al., 2012).


Desde esta perspectiva, sostener la espalda recta en ese contexto no es un mandato cultural, sino un vector de presencia activa. Un gesto que configura al cuerpo como sujeto —no objeto— y lo orienta hacia un propósito vivenciado.



Habitar el cuerpo como narrativa



Volver al esquema de los chakras, entonces, no es retroceder en conocimiento, sino aceptar que el cuerpo necesita mapas. Y algunos mapas antiguos funcionan mejor que otros, no por su literalidad, sino por su potencia narrativa, somática y experiencial.


Cada chakra puede ser leído como una lente simbólica para enfocar la conciencia corporal, estimular redes emocionales específicas, y reconectar con memorias encarnadas de pertenencia, deseo, expresión o intuición. La clave está en no tomarlo como dogma, sino como práctica.


Como decía Damasio, “el cuerpo es la base sobre la que se construye la mente” (Damasio, 1994). Y si cada forma de habitar el cuerpo produce una forma de habitar la mente, entonces los chakras, como ficciones útiles, pueden funcionar como gramáticas del ser.





🌞

DUCHA DE SOL



Meditación guiada de presencia encarnada con luz solar

Una práctica de Revista Coco


“La luz del sol no te pide que seas nadie, sólo que estés ahí.”





🌀 1. Preparación: elegí tu lugar



Ubicate en un lugar donde puedas recibir el sol directamente, aunque sea en una parte del cuerpo.

Podés estar de pie o sentado, lo importante es que te sientas estable y sostenido por la tierra.

Si estás de pie, separá los pies al ancho de tus caderas, desbloqueá las rodillas, y dejá que la columna crezca sin esfuerzo.

Si estás sentado, sentí bien los isquiones apoyados, el eje central liviano, como un tallo.


Cerrá los ojos o suavizá la mirada.

Respirá. No tenés que hacer nada. Sólo estar.





🌿 2. Activación del cuerpo en eje



Sentí cómo el peso cae naturalmente hacia la base.

El perineo, los pies, los muslos…

Y desde ahí, dejá que la columna se alinee, no por tensión, sino por posibilidad.


Estás operando una espalda recta sin rigidez.

Una forma de estar que informa a tu sistema nervioso: “Estoy acá, estoy bien, puedo recibir”.


Cada vez que respirás, la columna se vuelve un canal de paso: del suelo al cielo, del cielo al suelo.

No estás sosteniendo el cuerpo: lo estás siendo.





🔆 3. Iniciamos la Ducha de Sol



Sentí cómo la luz solar entra en contacto con tu piel.

Elegí una zona que reciba directamente el sol: el rostro, los brazos, el pecho, la espalda.

No hace falta que sea mucha, sólo que sea real.


Y ahora, respirá como si pudieras respirar por la piel.

Como si cada célula absorbiera lo que necesita: luz, calor, energía, ritmo.

Esto no es metafísico: es interocepción. Es presencia encarnada.


Tu piel está llena de receptores que le dicen al cerebro cómo estás.

Y la luz solar regula tu estado de ánimo, tu inmunidad, tu ritmo.

Este momento, así de simple, ya es medicina.





🧭 4. Los chakras como ejes de atención



Vamos a usar la simbología de los chakras como una grilla para habitar el cuerpo con sentido.


No necesitás creer nada. Sólo es una forma de organizar tu atención.

Como mirar un mapa antes de empezar a caminar.


🔴 Raíz (base de la pelvis): Sentí el peso. Sentí el sostén. Repetí internamente:

“Estoy en casa.”


🟠 Abdomen inferior: Sentí el centro de gravedad. El calor. Repetí:

“Tengo derecho a sentir.”


🟡 Plexo solar: Sentí el sol que se encuentra con tu propio fuego. Repetí:

“Puedo actuar, puedo elegir.”


🟢 Corazón: Sentí el pecho expandirse con la respiración. Repetí:

“Estoy conectado.”


🔵 Garganta: Sentí el aire al pasar por tu cuello. Repetí:

“Tengo una voz.”


🟣 Centro de la frente: Sentí la conciencia misma. Repetí:

“Estoy atento.”


⚪️ Cúspide de la cabeza: Sentí el espacio abierto. Repetí:

“Estoy disponible para la vida.”





🤲 5. Cierre: Coincidencia con el mundo



Ahora, abrí la atención al entorno.


Sentí el sol sobre vos, pero también el espacio a tu alrededor.

Quizás haya otras personas haciendo esta práctica en este momento, en otra ciudad, en otra terraza, en otra vereda.


Sentí que formás parte de una corriente de coincidencia, una práctica compartida donde cada cuerpo, al estar en eje, se vuelve un nodo de presencia y cuidado.


No necesitás cambiar. Sólo estar.

Tu cuerpo, tu atención, tu luz —son suficientes.


Respirá profundo.

Agradecé, si querés.

Y cuando sientas, podés abrir los ojos.





✍️ Si querés, podés compartir tu experiencia con el hashtag #DuchaDeSol



O dejar tu testimonio en




Este sol que ves, también lo ve alguien más que está volviendo a sí mismo.





Referencias clave



  • Barrett, L. F. (2017). How Emotions Are Made: The Secret Life of the Brain. Houghton Mifflin Harcourt.

  • Craig, A. D. (2002). How do you feel? Interoception: the sense of the physiological condition of the body. Nature Reviews Neuroscience, 3(8), 655–666.

  • Damasio, A. R. (1994). Descartes’ Error: Emotion, Reason, and the Human Brain. Putnam.

  • Damasio, A. (1999). The Feeling of What Happens: Body and Emotion in the Making of Consciousness.

  • Feldman, R. (2007). Parent-infant synchrony and the construction of shared timing; physiological precursors, developmental outcomes, and risk conditions. Journal of Child Psychology and Psychiatry, 48(3–4), 329–354.

  • Friston, K. (2010). The free-energy principle: a unified brain theory? Nature Reviews Neuroscience, 11(2), 127–138.

  • Hasson, U., Ghazanfar, A. A., Galantucci, B., Garrod, S., & Keysers, C. (2012). Brain-to-brain coupling: a mechanism for creating and sharing a social world. Trends in Cognitive Sciences, 16(2), 114–121.

  • Porges, S. W. (2011). The Polyvagal Theory: Neurophysiological Foundations of Emotions, Attachment, Communication, Self-regulation.

  • Seth, A. (2021). Being You: A New Science of Consciousness. Faber & Faber.

  • Tsakiris, M. (2017). The Self and Its Body: Interoception, Embodiment, and Identity. Emotion Review, 9(4), 330–339.





 
 
 

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