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“Aprender del Tiempo con Bill y Ted: Una Aventura Excelente sobre Responsabilidad y Cambio”

  • Writer: Marcelo Gallo
    Marcelo Gallo
  • Jun 18
  • 3 min read


Hay películas que, sin proponérselo abiertamente, nos enseñan más de lo que aparentan. Bill & Ted’s Excellent Adventure (1989) parece, a simple vista, una comedia adolescente con viajes en el tiempo, música rock y diálogos absurdos. Pero si la miramos con otra lente, puede volverse una especie de cuento moderno sobre el crecimiento, la responsabilidad y la relación que tenemos con el futuro.


En la historia, Bill y Ted son dos adolescentes despreocupados y desorganizados, más enfocados en su banda de música que en la escuela. Pero hay un problema: si no aprueban historia, Ted será enviado a una academia militar, y su amistad (y su banda, Wyld Stallyns) podría desaparecer. Entonces aparece un viajero del tiempo que les explica que, en el futuro, su música salvará al mundo. Para lograrlo, deben pasar historia y permanecer juntos.


Este punto es crucial: el futuro depende de lo que hagan en el presente, aunque ellos todavía no se sientan listos.


En muchas terapias trabajamos con esa misma paradoja. Las personas suelen venir buscando respuestas para el presente, pero están paralizadas por la ansiedad del futuro o el peso del pasado. Les cuesta tomar decisiones porque sienten que todavía no tienen la versión “correcta” de sí mismos. Esperan que llegue algo (una señal, una mejora espontánea, una certeza) para recién ahí actuar.


Bill y Ted no son héroes porque ya lo sepan todo. Son héroes porque, a pesar de su torpeza, empiezan. Se suben a una cabina telefónica que atraviesa el tiempo y comienzan a conocer figuras históricas: Sócrates, Juana de Arco, Freud, Lincoln… En ese viaje, entienden algo profundo: que el tiempo no es solo una línea que va hacia adelante, sino una trama de decisiones, aprendizajes y vínculos que se entrelazan.


Algo similar ocurre en terapia. Empezamos por un motivo puntual (como aprobar historia), pero terminamos tocando muchas capas del tiempo personal: quién fuiste, quién sos hoy, quién querés llegar a ser. A veces nos encontramos con versiones pasadas de nosotros mismos que necesitan reconciliación. O con versiones futuras que esperan ser tomadas en serio.


Y acá viene una enseñanza central de la película: la mejor forma de construir el futuro es cuidar el presente. No se trata de controlarlo todo, ni de tener garantizado el éxito. Se trata de asumir que lo que hacemos hoy —aunque parezca pequeño o torpe— puede tener un impacto.


Bill y Ted podrían haber seguido en la fantasía de “algún día seremos famosos”. Pero eligieron actuar: armaron su presentación, se comprometieron con el otro, se animaron a aprender. No porque supieran que funcionaría, sino porque entendieron que no hacer nada era más riesgoso.


Esto nos invita a preguntarnos:


  • ¿Qué parte de vos necesita confiar en que vale la pena intentarlo, incluso sin garantías?

  • ¿Qué futuro te está pidiendo que te hagas cargo del presente?

  • ¿Qué relaciones o decisiones podrías cuidar hoy como una forma de cuidarte a vos mismo mañana?



Tal vez no tengas una cabina telefónica que te lleve al pasado. Pero tenés algo más poderoso: la posibilidad de elegir tu próximo paso. Y como dice la película, con su mezcla de humor y ternura:

“Be excellent to each other. And… party on, dudes.”

(Sean excelentes entre ustedes. Y… ¡sigan la fiesta!)


No se trata de negar la dificultad de la vida. Se trata de animarse a empezar, aún sin certezas. Como Bill y Ted, podés no tener todo resuelto, pero aún así ser el comienzo de una historia a



 
 
 

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