
Goku y el circuito No-Go: autorregulación, espera activa y posposición estratégica de la acción
- Marcelo Gallo
- Jun 29
- 4 min read
Introducción
En la cultura popular contemporánea, los personajes de ficción ofrecen una vía de acceso simbólico y emocional a principios psicológicos complejos. En particular, la figura de Son Goku, protagonista de la serie Dragon Ball, representa de forma arquetípica un modelo de disciplina, espera activa y control inhibitorio ante estímulos de alta carga emocional. En lugar de responder con acción impulsiva —incluso cuando el peligro es extremo—, Goku suele optar por detenerse, entrenar, recuperar su energía y postergar la intervención hasta alcanzar una forma superior de respuesta.
Este artículo propone que Goku encarna un modelo narrativo que ilustra el funcionamiento del circuito Go/No-Go, una red neurocognitiva responsable de la inhibición conductual, con implicancias clave para la regulación emocional, la toma de decisiones y la posposición de la gratificación. Asimismo, se discute críticamente el caso de Goku en la saga de Cell, donde su estrategia de inhibición se vuelve ambigua, revelando tensiones entre confianza, impulsividad y expectativa paternal.
El sistema Go/No-Go en neurociencia cognitiva
El circuito Go/No-Go refiere a una red funcional que involucra la corteza prefrontal dorsolateral, el córtex orbitofrontal, el giro del cíngulo anterior, el núcleo subtalámico, y regiones motoras y límbicas (Aron, Robbins & Poldrack, 2004). Su activación permite a un organismo inhibir una respuesta motora o emocional automática ante un estímulo, especialmente cuando dicha respuesta no resulta adaptativa en el contexto actual.
El control inhibitorio es central en funciones ejecutivas como la posposición de la recompensa (Mischel, 2014), la tolerancia a la frustración, la regulación de la agresividad (Davidson et al., 2000), y la capacidad de elegir una respuesta estratégica por sobre una impulsiva. En términos evolutivos, representa una ventaja adaptativa, ya que facilita la supervivencia a largo plazo al evitar decisiones de corto alcance bajo presión emocional.
Goku como metáfora del circuito No-Go
A lo largo de Dragon Ball Z, Goku representa un patrón conductual que podríamos llamar entrenamiento inhibitorio extremo. Reiteradamente, enfrenta situaciones donde el impulso narrativo y emocional empujaría a la acción inmediata: enemigos que destruyen planetas, amigos en riesgo, el futuro del mundo en juego.
Sin embargo, su respuesta habitual es: esperar. No por pasividad, sino por convicción en que el momento adecuado exige preparación previa y contención emocional. Entre los ejemplos más ilustrativos destacan:
La decisión de no intervenir inmediatamente en la batalla contra Freezer en Namek, eligiendo recuperarse y perfeccionar su nivel de combate.
El uso deliberado de la cámara del tiempo hiperbolica, una especie de retiro monástico de entrenamiento, donde la acción se posterga en favor del desarrollo interno.
Su negativa a ejecutar inmediatamente a enemigos como Vegeta o Cell, en nombre de la ética del desafío justo y el potencial del adversario.
Este modelo se alinea con lo que Duckworth y Gross (2014) denominan “autocontrol con metas de orden superior”, en el cual la inhibición de un impulso inmediato no responde al miedo o la evitación, sino a la priorización consciente de valores y objetivos de largo plazo.
El caso Gohan vs. Cell: ¿inhibición sabia o exceso de confianza?
Un episodio particularmente ambivalente ocurre durante la saga de Cell. Goku decide no finalizar la batalla y, en cambio, cede el protagonismo a su hijo Gohan, con el argumento de que su poder oculto es superior al suyo. Desde una lectura propositiva, este acto puede leerse como la culminación de una ética de la espera y la confianza en el desarrollo ajeno.
Sin embargo, también puede entenderse como una decisión impulsada por una confianza excesiva en sus propios valores y en la madurez emocional de su hijo, sin considerar del todo el impacto traumático del combate. Tal como plantean Baumeister y Vohs (2007), el autocontrol no solo implica posponer respuestas, sino también discriminar cuándo actuar para proteger a otros vulnerables, lo cual no parece haberse ponderado del todo en ese momento narrativo.
La escena es ambigua porque revela cómo incluso un modelo de inhibición puede estar teñido por dinámicas emocionales más complejas, como el deseo de ver triunfar a la nueva generación, la adrenalina del combate o la idealización de la autosuperación.
Cultura popular y entrenamiento simbólico del control inhibitorio
El uso de narrativas ficcionales como Dragon Ball para comprender principios psicológicos tiene sustento en investigaciones recientes que vinculan el consumo de medios narrativos con el aprendizaje socioemocional (Mar & Oatley, 2008). Las historias con personajes que practican el autocontrol, la pausa estratégica y la regulación del deseo pueden servir como espejos identificatorios para internalizar dichas habilidades.
En este sentido, Goku funciona como un modelo aspiracional que enseña —de forma más emocional que explícita— que no actuar también es una forma de actuar, y que la verdadera fuerza no siempre es inmediata, sino deliberada.
Conclusión
El personaje de Goku encarna un paradigma narrativo del circuito No-Go: la capacidad de inhibir la respuesta automática para permitir el despliegue de una acción más profunda, más eficaz y más ética. Si bien esta práctica puede tener momentos de ambigüedad o incluso errores de cálculo —como en su decisión de delegar la batalla a Gohan—, su trayectoria general ofrece una metáfora potente para pensar la regulación emocional, la posposición estratégica y la sabiduría de la espera activa.
En un mundo marcado por la urgencia, la gratificación instantánea y la hiperrespuesta, recuperar la narrativa del No-Go como gesto de poder y cuidado puede constituir una forma contemporánea de entrenamiento mental y emocional, especialmente en el campo clínico, educativo y contemplativo.
Referencias
Aron, A. R., Robbins, T. W., & Poldrack, R. A. (2004). Inhibition and the right inferior frontal cortex. Trends in Cognitive Sciences, 8(4), 170–177.
Baumeister, R. F., & Vohs, K. D. (2007). Self-regulation, ego depletion, and motivation. Social and Personality Psychology Compass, 1(1), 115–128.
Davidson, R. J., Putnam, K. M., & Larson, C. L. (2000). Dysfunction in the neural circuitry of emotion regulation–a possible prelude to violence. Science, 289(5479), 591–594.
Duckworth, A. L., & Gross, J. J. (2014). Self-control and grit: Related but separable determinants of success. Current Directions in Psychological Science, 23(5), 319–325.
Mar, R. A., & Oatley, K. (2008). The function of fiction is the abstraction and simulation of social experience. Perspectives on Psychological Science, 3(3), 173–192.
Mischel, W. (2014). The Marshmallow Test: Understanding Self-Control and How To Master It. Little, Brown and Company.
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